Y se derrumbó la montaña
y quedé yo,
mar de costras deshijadas,
apero escamoso de dolor.
Estrujando la historia
mi alma se troquela,
fraguándose en la sangre victoriosa que me honra.
Revientan en el pecho
las ancestrales súplicas
que nutridas de hambruna continúan gimiendo.
Desde de la gloriosa cordillera,
repican los gritos de los valientes
que aún arrinconados se perpetúan.
La memoria desentierra y recoge
pero en este devenir de fatigas y aguante
las horas se van agotando.
Bravíos se levantan y descienden,
los bosques perennes
se van abren a su paso
y la que sin anfitriones nació,
hoy despierta desde la tierra.
En una sola voz vamos reclutando amaneceres,
nuestro paso hace camino, huella enfurecida
y desde las corrientes bullen gritos
que insolentes rugen
¡Ni sentenciados, ni rendidos!
Marrichiweu!!!
Felicitaciones por tu nuevo blog. Un espacio que se hace necesario, imperioso, porque deben asumirse todas las formas posibles de lucha. Espero deleitarme con tus versos combativos y libertarios.
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